La experimentación artística del lugar
Con la artista Olga Diego, han podido interactuar con el espacio público de una forma nueva. Han construido y se han puesto en la piel de “nubes danzantes” que recorrían La Marina detectando cada mínima barrera arquitectónica. “A partir de esta experiencia sensorial, nace la posibilidad de generar, con pequeñas acciones, una atmósfera sonora y lumínica en la dársena, que aproveche el efecto multiplicador de la lámina de agua y consiga crear un espacio emocionante e inclusivo”, indica Francisco Leiva, miembro del equipo director de La Remor, nombre del proceso de recuperación ciudadana de este entorno marinero.
La visión desde el diseño industrial
Alejandro Benavent, diseñador industrial y director de DXI Magazine, ha dirigido este eje más metodológico, donde se han planteado líneas de acción ante necesidades como la falta de sombras, de espacios verdes o de reducción del tráfico de vehículos, o ante oportunidades, como la de generar espacios a pequeña escala donde estar a gusto cuando se está solo, o de crear escaleras al mar, concebido como un gran lugar de baño. “Buscamos nuevas narrativas relacionadas con la identidad marinera del espacio. Exploramos ideas y materiales, como las posibilidades que ofrece la unión entre elementos flexibles como las velas y las redes y elementos rígidos como los mástiles, y su interacción con el viento”, destaca Pablo Bolumar, diseñador industrial que ha formado parte de este grupo de trabajo.